Fernando Olmedo Granados (dir.) y Francisco J. García León
Este trabajo proporciona una panorámica de los progresos de la cartografía en relación con las pandemias desde sus principios y hasta el día de hoy, en combinación con una visión contextualizada de sus testimonios y repercusiones en Andalucía a lo largo del tiempo.
Las pandemias, junto con la naturaleza de sus enfermedades respectivas, se caracterizan esencialmente por su dimensión espacial. Son fenómenos que, además de asociarse a dolencias epidémicas de grave incidencia en la salud, contagio generalizado y fuerte impacto social, implican una amplia propagación, que en el caso las pandemias alcanza proporciones intercontinentales y globales. Dada esta condición territorial, no es de extrañar que a partir del desarrollo que experimenta la cartografía desde la Edad Moderna comience a surgir una línea de cartografía temática médica en la que destacan las representaciones relacionadas con las pandemias, en una corriente que se afianza y diversifica desde el siglo XIX y que en tiempos contemporáneos conoce una proliferación extraordinaria, hasta haberse convertido en una referencia cotidiana del conocimiento y la comunicación durante la más reciente, y todavía actual, de la COVID-19.
Este es contexto del estudio promovido por la Fundación Centro de Estudios Andaluces (CENTRA), con la colaboración del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA), que se presenta con el título de Andalucía y la cartografía histórica de las pandemias, según el trabajo realizado por el historiador Fernando Olmedo Granados y el médico epidemiólogo Francisco Javier García León, con el objetivo de proporcionar una panorámica de los progresos de la cartografía en relación con las pandemias desde sus principios y hasta el día de hoy, en combinación con una visión contextualizada de sus testimonios y repercusiones en Andalucía a lo largo del tiempo, a través de imágenes cartográficas de sus territorios y ciudades.
En sus páginas se aborda la evolución de este singular género cartográfico y la significación de sus distintas vertientes al compás de las pandemias que han irrumpido en la historia, con una referencia constante, en cada uno de sus estadios, al contexto internacional, al marco español y al ámbito de la región andaluza. Se hace recuento, así, de cómo, bajo los embates de la peste, surgen las primeras imágenes, en pinturas y estampas, que evocan la noción espacial de las pandemias, dando paso a unos mapas pioneros en que se delimitan zonas de confinamiento. Con la fiebre amarilla, la cartografía va más allá de la “gestión”, se hace “médica” y se aplica a localizar los focos de enfermedad. Ante el cólera, la cartografía incorpora los progresos anteriores, se convierte en testigo de la plena toma de conciencia de la escala global de las pandemias y demuestra, a la vez, su utilidad para combatirlas, contribuyendo a sentar las bases de la epidemiología moderna. Las pandemias de gripe, por su parte, dejan una leve huella cartográfica que es reflejo también de su desconocimiento. En él se ha profundizado décadas después, aunque no así para sus apariciones recientes, que se han servido ya de los recursos de la cartografía actual.
Es con ocasión de la pandemia de sida cuando, precisamente, se asiste a la transición de la cartografía tradicional a la nueva cartografía digital, que mediante la potente integración de datos estadísticos y los procedimientos de representación espacial ha propiciado una auténtica revolución en el conocimiento y la capacidad de intervención frente a las pandemias. Esta trayectoria de avances de los sistemas de información con inclusión de la cartografía culmina en nuestros días bajo el signo de la COVID-19, en unos momentos en que el mapa, el plano, la imagen cartográfica, se ha transformado en una herramienta de utilidad y vehículo de comunicación indispensable y habitual en todos los órdenes, desde el especializado al de uso diario, por su capacidad para transmitir de manera directa, visual, incluso en tiempo real, datos, información, cautelas, indicaciones y otras muchas de las múltiples facetas que concurren en una pandemia.
El imprescindible y fundamental apartado cartográfico y visual del estudio Andalucía y la cartografía histórica de las pandemias se sustancia, finalmente, mediante la presentación de un repertorio de decenas de mapas y planos de diferentes épocas, escalas, coberturas y formulaciones, en los que pueden distinguirse tres series interrelacionadas en sus contenidos. En primer lugar se cuentan producciones cartográficas en conexión con las pandemias que cabría calificar de propiamente históricas, de épocas coetáneas o próximas a su ocurrencia, generadas desde siglos atrás, con una selección de las piezas de mayor importancia o ejemplificadoras en términos generales, del mundo, continentes, países, regiones y ciudades, y, de modo prioritario, las que atañen al territorio español y, en especial, todas aquellas que ha sido posible localizar referentes a Andalucía. En segundo lugar, se incorporan imágenes cartográficas de dichos alcances geográficos procedentes de atlas, libros, artículos y estudios varios de distinta fecha y una amplia nómina de autores que se retrotraen al análisis y representación de pandemias de diversas épocas. Y en tercer lugar, como contribución particularmente significativa de este estudio, se aporta una serie de mapas y planos elaborados exprofeso en los que, sobre bases cartográficas históricas adaptadas, se representan una variedad de aspectos de la incidencia de las pandemias del pasado en el conjunto de la región andaluza y en varias de sus provincias y ciudades a partir de datos disponibles, facilitando una expresiva visión cartográfica retrospectiva de esta decisiva faceta en la trayectoria de Andalucía.